sábado, 27 de noviembre de 2010

LLÉVAME AL SUR



Me mira la luna blanca
con sus ojitos de plata,
me pide clavo y canela,
y una copa de aguardiente,
para remontar la pena
de no poder ver el sol.

Quiero estar allí presente
antes del amanecer,
cuando la luna se vaya
a dormir a su morada.

Llévame al sur, marinero,
en tu nave de azafrán,
con la vela a sotavento,
con el mar en mis caderas
cabalgando un alazán.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura de Valery Tsukakhin

Safe Creative #1011277944224

domingo, 7 de noviembre de 2010

LA MALDICIÓN DE VENUS ERICINA


En la nimbada cumbre del monte Erice,
hincada de hinojos entre floridos brezos,
rogué a la más temible de las diosas del amor
que no afligiese mi corazón con el veneno de la pasión,
mas la inflexible deidad desatendió mis súplicas
y atravesaron mi pecho venablos y saetas,
desplegaron sus alas las ponzoñosas libélulas
y hasta las mariposas, de ágil y etéreo vuelo,
vertieron sobre mis labios pócimas tan deletéreas como deleitosas.

¡Ay de mí, que de amar sucumbo,
contaminada por el flujo incesante de tales filtros amatorios!
¡Ay de mí! ¿Qué hechicera, qué nigromante, elaboró tan letal brebaje?
Ni Circe, ni Medea, ni mortal alguna, podrían igualar tales efectos.

Pues solo percibir el eco de su risa,
esa álgida cascada que me arrebata el alma,
que trueca mis sentidos en columna torsa,
solo escuchar el silencio de su mirada,
esa insondable sima donde se arroja mi espíritu
precipitándose al vacío desde el trapecio del infinito,
solo compartir con él la insignificante fracción de un segundo,
y retoña en mí la felicidad absoluta.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "El Nacimiento de Venus", 1879, William Adolphe Bouguereau. Museo de Orsay, París.
Safe Creative #1011077790373

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL ÁNGEL AZUL


Llevaba escamas de sierpe entre los dientes,
y los pezones bruñidos por tantas manos
como luciérnagas le avivaban la mirada
al encenderse las candilejas del proscenio.

Poseía ojos de marisma en calma 
enturbiados por un huracán de khol,
y los labios eran pétalos encarnados
desprendiéndose ante el paso convulso de su voz.

Vibraba esa voz de humo en notas graves 
sostenidas en el desfiladero de su laringe,
quebrándose en fragor de catarata.

A horcajadas sobre una silla de cabaret,
así respiraba aquel ángel azul
la noche oscura,
engendrando pasiones de hiel y cieno,
alumbrando el despertar de una aurora marchita
en la república de las quimeras,
en el Berlín de los manumisos.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Cabaret", Raymond Leech
Safe Creative #1011047766582

lunes, 1 de noviembre de 2010

COMO ISADORA DUNCAN


En el lindero de lo finito,
mis pies desnudos, como los de Isadora,
vuelan en acrobacias y fugaces piruetas,
surcan el tiempo avanzando al revés,
suspendiéndose en un remoto pretérito,
orlando mis sienes de floridas tiaras,
cubriendo mi torso con drapeados peplos.

Danzan esos pies ansiando alcanzar los cielos
con cabriolas dignas del ligero Pegaso.
Aceleran de súbito para detenerse inesperadamente,
codiciando las verdes plumas de un quetzal
o las membranosas alas de una mariposa.

En ocasiones se muestran torpes y anquilosados
como amazacotadas tortugas de jade,
pero otras veces planean y se elevan 
portando la carga de mi piel y de mis huesos.
Entonces me siento ingrávida y etérea,
vaporosa y liviana como la seda.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “La danza”, 1856, William Adolphe Bouguereau

Safe Creative #1010317732920