lunes, 7 de noviembre de 2011

NO ME HARÁS SUFRIR


No me harás sufrir porque no te vea,
pues eso no me hará dudar de tu existencia,
tampoco veo los átomos
y sé que están ahí,
con sus electrones girando locamente
en torno a un apático núcleo,
ignorante de su presencia y de su arrojo.

No me harás sufrir porque no sienta la calidez de tu piel
o el sabor afrutado de tu boca,
pues imagino la tibia seda que te cubre,
y las cítricas partículas que navegan por tu saliva,
y las imagino zarpando hasta mi orilla,
colmando de limones y de mangos,
de naranjas de la China y de concupiscentes papayas,
la húmeda oquedad que se abre tras mis labios 
de orquídea salvaje.

No me harás sufrir mientras el cielo
se conserve por encima de las nubes,
y estas, los cirros, los nimbos y también los cúmulos,
no viertan el caudal gaseoso que atesoran
en cascadas voluptuosas y sonoras,
y sean gotas de lluvia, afiladas y menudas,
las que salpiquen los vitrales que nos cobijan.

No me harás sufrir mientras tu corazón
se engarce con el mío en sístoles y diástoles silenciosas,
pues nada enturbiará mi felicidad contigo,
esta secreta felicidad que ahora vivo. 

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “La atención”, Federico Andreotti (1847 -1930)

Safe Creative #1111070465695