domingo, 30 de enero de 2011

SERÉ


Seré aquello que tu corazón anhela:
lluvia primaveral consagrando
los campos y las flores
a alguna divinidad silvestre,
brisa canicular seduciendo
la madreperla de las olas
de un océano tan verde como calmo
o torrente fresco,
arracimado de júbilo,
en espera de la caricia de tu piel.

También seré tormenta de arena
batiendo con violencia los postigos,
batiendo con violencia nuestros pechos,
enajenando manos,
llenando las bocas de estrellas
y arrancándoles tórridas sinfonías
a los clavicordios.

Seré trigales abrasados por el fuego
del verano, arrozales húmedos
que baña el metal blanco de la luna
y hojarasca
que fecunda los claroscuros
que dona el otoño.

Seré mariposa, luciérnaga,
libélula con alas de cristal emplomado,
sirena de aguas salobres,
ninfa de dulces aguas,
quizá princesa de cuento,
tal vez dama con unicornio por mascota,
nieves de un confín del Himalaya,
arbotante de templo gótico
o factura impagada de la luz de un frío
invierno, porfiando en cobrarse
el adeudo en tu carne y en tus besos.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Challenge" (Desafío), 1950, Juan Medina. Colección privada

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martes, 25 de enero de 2011

"PARA LA DALIA NEGRA", Amílcar Blanco


A mí me gustaría por el lujo de disfrutar tus dones,
visitarte en los sitios de luz por los que pasas,
de mil y muchas más habitaciones.
Andar sus galerías y terrazas,
sus hondos, comodísimos salones
y sus cosmogónicos balcones.
Oír las lentas cuerdas de guitarras,
las tripas gemidoras de chelos y violines.
Y ver cuerpos y talles y viñadoras parras,
paisajes cincelados y eglógicos confines,
hombros ebúrneos, muslos agresivos,
brazos, senos y sombras, soportales
de alcobas con rubíes ojos vivos
y mordazas sanguíneas y labiales,
trenzadas en abrazos y besos obsesivos.

¡Qué lujo! ver el tiempo clarear en sus rincones,
ver sillas con estambres, espejos y almohadones,
Los cuadros que pintaste, con manos encastradas
de colores y pastas, sueños y pinceladas.
Y un lujo que tus ojos marrón verde, melados,
golpeen mis miradas con sus luces cordiales,
quiebren líneas y círculos, perdones y pecados
batiendo en mil colores sus sombras espectrales.
Después en el ocaso tiñéndonos rosáceos,
sentar bajo glorietas nuestros tibios espacios
y hablar como si fuéramos Armando y Margarita
reviviendo por siempre su Traviata y su cita.

(Amílcar Blanco)

Pintura: "An italian lady" (Una dama italiana), Frederick Leighton (1830 - 1896)

jueves, 20 de enero de 2011

A ROXELANA, LA SULTANA ROSSA


La media luna, 
la luna creciente,
brilla como gajo de fruta escarchado
en el azúcar de la noche de Estambul
—hecho ya delicia turca—,
mientras llama a la oración el almuecín.

La salmodia se expande
entre la bruma,
entre aromas
de jazmín y de azahar.

Brillan también las esmeraldas
del turbante del sultán bajo las cúpulas
del formidable Serrallo
—donde suspiran cautivos
abrazados al silencio,
y el duelo se enseñorea—.

Entre odaliscas y eunucos 
se abre paso
Roxelana,
favorita del harén,
la sultana pelirroja,
la de aliento
de clavel y pupilas de heliotropo.

De sus horadados lóbulos penden
dos zarcillos de oro.
Dos rosas lleva en los pechos,
arrulladas por un sedoso caftán.
Dos pezones
como dagas victoriosas,
como regios cetros,
como halcones 
que emboscados, 
acechan.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La gran odalisca" (1814), Dominique Ingres

Safe Creative #1101208302558


Este poema está dedicado a la figura histórica de Alexandra Anastasia Lisowska, llamada Hürrem en la corte de Estambul, y en occidente Roxelana, Roxelane, Roxolana, Rosselana, Rossa o Ruziak,  esposa principal o sultana valide del sultán otomano Suleimán el Magnífico  (s. XVI).

Acompaña al poema el vídeo “Ask-i-Hürrem” (El amor de Hürrem), del que el vídeo presenta "La primera danza del harén",  del compositor y músico turco, especializado en música de fusión o “new age”, Can Atilla, dedicado a esta mujer cuya memoria trascendió las barreras del tiempo.



domingo, 16 de enero de 2011

LA MAÑANA OLÍA A HIERBA FRESCA


La mañana olía a hierba fresca
y a nubes plateadas;
la tarde, a la inquietud juvenil
de la primera vez.

Pasó el tiempo.

Pasó más tiempo aún.
A menudo estamparon sus huellas
los pasos sigilosos del silencio,
otras veces lo hicieron las palabras
frente a frente.

Llegó el presente como todo llega,
como el pasado llega a futuro
transitando por esa calzada de rodadas sin retorno,
donde los tiempos
son lo que su nombre indica
sólo porque les ponemos nombre.

Y hoy,
hoy no dejes que me olvide
de tus mares,
de los puertos que tus vientos horadaron
en el oro pálido de mis mieses,
en el trigo que se arquea inmolándose
sin tregua.

No dejes,
no permitas,
no visites capillas ardientes ni asistas a funerales,
que no hay óbito que lamentar,
que no hay pérdida,
sino encuentro.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Beautiful sleep" (Hermoso sueño), Andrei Bellichenko

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sábado, 8 de enero de 2011

TE CREÍ


Te creí un soplo de aire puro
pugnando por fundirte con mi aliento,
nublando los cielos de ternura y afecto,
espoleando mis instintos
con los requiebros
capaces de cautivar el oído más remiso.

Pero no era tu locuacidad
sino verborrea de hombre avezado en las artes cinegéticas,
de hábil cetrero que no precisa de gerifalte alguno o
de montero sobrado de veloces lebreles.

Me regalaste un universo de palabras
vacuas, huérfanas de contenido,
de actitudes grandilocuentes
que escondían la miseria del desengaño
tras un baluarte edificado con falacias.

¿Y ahora qué? ¿Ahora dónde depositaré mis lágrimas?
Lágrimas que expresan la ingenua estupidez de los que aman,
de aquéllos que, pese a intuir la certeza,
se engañan a sí mismos,
temerosos de quebrar el funesto venablo
con que les asaeteó un Cupido ebrio.

¿Y ahora qué? Ahora sólo me resta amarte
en el silencio de una cripta invadida por el olvido,
en el yermo sepulcro de una Julieta
finada en la soledad del invierno ártico
o en las lacias y macilentas hojas
de una hiedra marchita bajo el perpetuo hielo del desconsuelo.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “La tumba del poeta”  (1900),  Pedro Sáenz Sáenz

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jueves, 6 de enero de 2011

EL ESPEJO

 A mi madre

Me llevo el espejo,
de mudo destello,
que un día la viera
dormir para siempre.

Me llevo el recuerdo 
de mi madre muerta,
sus ojos gastados,
su mirada tierna…
Frente a mí, su reflejo.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "The mirror" (El espejo), 1896, Frank Dicksee
Safe Creative #1101068205853

lunes, 3 de enero de 2011

DESDE AYER


Ayer, entre horas de lento caminar
que velaban los silencios de tinieblas,
se quebraron las rejas
de la mazmorra umbría
que confinaba mi malhadado corazón.

Ya lejos del abismo de tu salmodia
insistente de amo redentor,
sobreviví al esfuerzo de saberme
libre, por una vez libre y yo misma,
como paloma de alas retoñadas,
como el pimpollo de una rosa fresca
en titánica lucha contra la escarcha del invierno.

Dijiste, como un Orfeo arrobado por su Eurídice,
cuando el tiempo se detuvo
ante el siniestro umbral de la muerte:
"nunca te dejaré",
pero era nunca hasta ayer.

Ayer las camelias florecían bajo el hielo
y sus pétalos punzaban la fina capa del universo,
y prímulas escarlata brotaban
de mis labios enmudecidos y sin aliento.

Ayer una eternidad clamorosa 
me corría por las venas dando vida a mi esqueleto,
profanándome las sienes,
estallando en las cascadas de mi risa acelerada.

Y hoy contemplo un nuevo paisaje
sin los rastros gemebundos de la opresión y del yugo,
y alzo un cáliz victorioso sobre la testa del mundo.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Destiny” (Destino), 1900, John William Waterhouse

Safe Creative #1012248127226

domingo, 2 de enero de 2011

SI UN DÍA ME DEJAS


Si un día me dejas,
los jazmines
que perfuman el lecho donde tu risa y la mía
se encuentran las manos,
perderán su voz de azúcar;
y perderá su calor
—y hasta el aliento— 
esa garza liviana,
ese lirio cárdeno 
que amamanta mi pecho.

(Mayte  Llera, Dalianegra)

Pintura: “Mar de lirios”, Soledad Fernández

Safe Creative #1202281214599

Música: "My immortal", Evanescence




sábado, 1 de enero de 2011

UN BESO BAJO EL MUÉRDAGO


Te besaré, alma mía, 
como nunca te besaron,
bajo un ramo, de plata verde
entretejida de nácares, 
prendido en el dosel del mismo cielo.

Te besaré, alma mía,
bajo la magia del muérdago.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Romeo y Julieta" (1870), Ford Madox Brown 

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VIVO EN TI


Vivo en la cavidad acuosa de tu boca
—en esa vega fértil donde cultivas besos 
con sabor a vino tinto y cerezas—,
en el tono de tu voz y
en el acento grave y especiado de tus susurros.

Vivo en la languidez marina de tu mirada 
hambrienta de lunas,
en la taracea minuciosa 
de las escasas arrugas que custodian tu ceño,
y en tus dedos ágiles,
que son obstinadas hiedras
enredándose en mí 
como en el tronco de un sauce.

Vivo en el rocío que vierte la aurora
cuando abandonas el tálamo
donde hemos yacido, y en esa otra humedad
que transporta el viento para quebrar los vitrales 
del olvido. Y así vivo 
en los aromas a sándalo y cedro 
del cofre que atesora nuestros recuerdos,
esos recuerdos que amanecen en mis ojos 
con el embrión del día.

Vivo, también, 
en las horas trenzadas por la noche 
sobre mis muslos, 
y sobre los pechos rotundos que amamantan de pasión 
los surcos de tus suspiros.

Vivo en todo eso, en ti, mi amor, 
y en el soplo fecundo de tu aliento.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Romeo y Julieta", Eduardo Úrculo (1938 - 2003)

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