sábado, 23 de marzo de 2013

LA PLAYA


El mar estaba frente a mí,
besando, amoroso,
la arena de la playa.
Era un mar calmo,
un espejo turquesa del lienzo del cielo.

Las olas no batían su fiereza
contra la escarpadura de los acantilados,
pues nada impugnaba la placidez
de las horas.
Nada, tampoco,
hacía presagiar temporal alguno,
ningún atisbo de oscuridad,
ningún augurio,
ninguna pitonisa irritada con el destino;
si acaso una leve conjetura
sin fundamento apenas,
una duda, un titubeo…

Y allá en el horizonte
se yergue la tormenta
con su hélice adversa y sombría,
arrancando del oleaje
un fragor pelágico.

Cegada por los vientos,
me alejo de esa arena antes preñada de oros.
Regreso a la oquedad umbrosa de la roca,
vuelvo a mi soledad,
a ser nuevamente mía.

(Mayte Dalianegra)

Pintura de Nathalie Voguel

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CUANDO...


Cuando
ya no estemos juntos,

cuando
sobre mis hombros
sienta el calor de otro abrazo,

cuando
sea otra boca
la que a mi boca se acerque,

cuando
el aliento de Céfiro
brame enfurecido
desde latitudes remotas,

y rechine
—encendida—
la crujía de mi pecho,

echarás a faltar
las amapolas de mis labios
sin censura,

y la mirada cándida y enamorada
con la que yo te veía.

(Mayte Llera,  Dalianegra)

 Pintura de Magda Vacariu

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jueves, 14 de marzo de 2013

NO VERTE


No verte
no es lo mismo que olvidarte,
pero debo olvidarte,
beber a sorbos prietos
tu recuerdo,
hasta que se diluya
entre la niebla.

Ya la ilusión
de los primeros tiempos
abrió la puerta al desencanto,
ya tus agasajos de antaño
se tornaron en aves migratorias.

Cada silencio presente,
cada alegato,
cada incierta alegoría de la verdad,
hincan un poco más
el filo de ese puñal
—templado en desamores—
que hiende mi carne.
Hoy luzco luto por mi vida.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Psique”, Edward John Poynter (1836 – 1919)
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AYER FUE AMOR


Ayer fue amor,
ímpetu volcánico,
besos enredando las nubes 
con la estela dulce de las madreselvas,
abrazos como nudos gordianos;
hoy, la languidez de un silencio gris
enfriando la luz.

Cuánto madrugó esa tibieza
que convirtió en fugaz 
la llamarada, amortajando con cenizas
el plumaje de nuestras alas.

¿Qué hacer 
para retener en nuestras bocas
el aire de los pulmones del otro?,
¿cómo ensogarnos a su mástil 
para sortear el oleaje
que nos empuja hacia la lontananza?

¿Qué hacer 
para conseguir
la mirada del otro, 
la sonrisa del otro,
la palabra del otro?

El amor hiere más que las balas,
horada el corazón
y luego escupe los despojos.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "La Dama de Shalott", John William Waterhouse

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martes, 12 de marzo de 2013

ERES TÚ


Cuando mis párpados se abren
con el albor del día,
una llovizna fina y tenaz,
nacida de la emoción del recuerdo,
navega por las cuencas de mis ojos.
Entonces aparece la huella de tu rostro
envuelta en esa neblina
que origina la distancia.
Eres tú, amado,
tú, el que proporciona sabor a la tierra,
aroma al aire,
color al cielo.

Eres tú, amado,
un príncipe
de fuego y azufre,
de salobre retumbar de trueno.
Has nacido en la alcoba
donde se agitan mi desazón y mi deseo.
Viértase tu simiente
en mis  profundidades,
y que la desnudez enhiesta de mis pechos
te muestre el camino
de nuestros encuentros.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “El origen de la Vía Láctea” (1575 – 80), Jacopo Comin Tintoretto. National Gallery, Londres
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Música: Mutter, Rammstein


miércoles, 6 de marzo de 2013

CUÁN BREVE


Cuán breve
se quedará esta vida
para gozar de la mieles
de este amor que maravilla.
¿Qué dilatada distancia mediará
entre el verdor de tus ojos
y mi mirada cetrina…?
¿Cuándo llegará el momento
en que tus dedos ansiosos
abracen mi carne trémula…?
Cuán breve será el instante,
cuán codiciado ese trance,
cuán magnífico el segundo
en que me alcance tu boca,
siendo mía su saliva,
¡alma gemela mía!

Mayte Dalianegra

Escultura: “El beso” (1887), Auguste Rodin. Museo Rodin, París

martes, 5 de marzo de 2013

LA MIEL TRAS LA HIEL


Tendiste tu mano
—paloma portadora de rama de olivo—,
y me diste con ella
el trigo, la mies candeal,
de mi espíritu el alimento.

Tras la acritud de la hiel,
la miel unta de mansedumbre
el perímetro de las papilas.
Tras el dolor, tras la tristeza:
el goce, el caudal de la alegría,
un  planeo de águila
mayestático y tremendo.

Mayte Dalianegra

Pintura: “El rapto de Ganimedes” (1531 – 32), Antonio Allegri da Correggio. Museo de Historia del Arte de Viena
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