jueves, 10 de abril de 2014

LOS GIRASOLES DE VAN GOGH


Creciendo en espirales, en volutas
de inquebrantable luz,
se apiñan doce soles diminutos,
surgiendo por encima del lindero
de arcilla de un jarrón.

Al entornar los ojos,
el turquesa del fondo suena a cielo,
el siena de la mesa habla del oro
oculto en la labor
de un campo desgarrado, primitivo,
y el verde de los sépalos ondula
como bandera invicta
de un pincel apresado por un tiempo
renovador y fresco.

Igual que ayer, hoy vemos
la llama pigmentada que el violento
corazón de un pintor clarividente,
legó a la sinrazón del universo.

Primero vieron sus ojos el germen,
núcleo elemental
—de la tierra, preñez—,
luego fue aquilatar una corona
rubia, de espinas duras,
mirando, siempre atenta,
el eterno rotar en torno al sol.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Vaso con doce girasoles" (1889), Vincent van Gogh. Museo de Arte de Filadelfia. Pensilvania, Estados Unidos de América

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