sábado, 31 de enero de 2015

MORIREMOS DE PIE (A Emiliano Zapata)


Moriremos de pie   
—como árboles que nadie osa talar, 
como reliquias—, 
con el pecho florido a borbotones.

Moriremos despacio 
—como los mártires 
 de las causas perdidas—
y seremos los héroes antiguos 
de las antiguas guerras. 

Moriremos por siempre 
—y para siempre—,
la Nada acogerá los huesos viejos, 
osamentas inútiles  
ya usadas por la vida
y por ella después ya desechadas.

Moriremos honrados 
con nuestra muerte, 
porque para los rectos será orgullo, 
para los indigentes, su legado, 
pan para los hambrientos  
de libertad. 

Moriremos de pie
y combatiendo, 
de pie, como vivimos hasta ahora, 
de pie, que las rodillas
delante del poder nunca se hincaron. 

Moriremos de pie, como los árboles 
que con celeridad galopan frente 
a quienes viajan —cómodos— 
sentados en un tren. 

Como esos árboles, 
los años corren rápido, 
veloces al encuentro con la muerte. 

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “El caballo de Zapata” (detalle de uno de los frescos del Palacio de Cortés, Cuernavaca, México), 1930, Diego Rivera

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domingo, 25 de enero de 2015

A MALALA YOUSAFZAI


Habla tu voz, 
la que ocultaban
los callejones cerrados de esperanzas,
los callejones despojados de direcciones,
los callejones con celosías de ojos mudos.

Habla tu voz,
Malala,
y es la hermosa voz
de la libertad,
esa que quisieron silenciar las balas,
esa que siempre suena bajo amenaza.

Habla tu voz
y los hambrientos de equidad se sacian,
y es voz impetuosa que derriba muros,
lengua de fuego inaprensible
que se filtra entre barrotes
de cárceles domésticas.

Habla tu voz
y provoca la ira de los que temen
perder los privilegios
que otorga el cetro fálico.
Habla,
reclamando el centelleo
de los rayos y el vuelo solemne
de los pájaros blancos.

Habla tu voz,
Malala,
y es la hermosa voz
de la juventud,
esa que mueve más montañas que ninguna fe,
esa que lleva razón en cuanto demanda,
esa que no pueden contener eslabones ni sogas,
la que rompe cadenas y condenas
con su timbre agudo y firme.

Habla tu voz
encendiendo una llama redentora
—tutelar de todas las verdades—
y las puertas pugnan por ceder al empuje
inexorable de tu palabra.

Habla,  Malala,
y el mundo que alardea de ser libre y justo
—ese mundo—
te condecora y premia
para limpiar su conciencia maculada.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Mujeres", Jean Michel Bénier

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miércoles, 14 de enero de 2015

DÉJÀ VU (soneto en alejandrinos)


Bajo espuma de tiempo, el pasado se mece, 
el dosel tenebroso que encapota el recuerdo
a veces abre un claro en el costado izquierdo
y la vista de un poco, como antes visto, crece. 

Empujando membranas que la vida adormece, 
encontramos razones que están en desacuerdo  
con probabilidades de encontrarse bien cuerdo, 
pero aun así, seguimos dándoles a esas trece. 

Estalló un maremoto en mi mente despierta, 
brotó de un despoblado lugar de mi memoria, 
incendiando un océano y desvelando enigmas. 

Quizá no lo recuerdes y esto te abra la puerta: 
el tiempo viaja en círculos, como sobre una noria, 
y antes de conocernos me legó sus estigmas. 

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Jardín de esperanza", James Gurney

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domingo, 11 de enero de 2015

RUTINA


Ahora, habiendo ya lavado platos,
cubiertos, vasos, tazas y bandejas,  
tendré que hacer tareas de mis viejas  
amigas, las hormigas, y los gatos 

tendrán también comida, que son gratos 
si se les acarician las orejas,
y  se les ve vagar por las callejas 
y por los bulevares inmediatos. 

Mientras preparo cenas, echo pestes. 
La luna irradia luz en mi ventana,
al verla, me pregunto: ¿la rutina 

también alcanzará cuerpos celestes? 
¿Serán sus movimientos una diana? 
 pues la costumbre todo contamina.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Doncella vertiendo leche" (1660), Jan Vermeer, Rijksmuseum. Amsterdam

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viernes, 2 de enero de 2015

ERFOUD


Erfoud es la esquina de un mar,
de un mar de arena.
Hace mucho
que los trilobites y los ammonites
no lo surcan,
se conforman con dormir
en sus panteones de mármol
en espera de que algún turista
se los lleve a un lugar lejano,
convenientemente pulidos
y, a ser posible, con una peana
para lucir en un estante
o sobre una mesa.

Cuando se movían veloces,
indolentes y despreocupados
entre las aguas azules,
no imaginaban que viajarían tanto.
Un largo viaje en el tiempo.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Imagen: "Cephalokhiros (Cefalokiro)", Pedro Palencia

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